El petróleo es mucho más que gasolina, podría decirse que es una de las bases de la economía actual; es fuente de desarrollo, crea trabajo y dinero pero al mismo tiempo deja enormes huellas en el medio ambiente y en la sociedad.
En muchas maneras, el petróleo es el elemento sobre el cual se basa la sociedad moderna, cada vez más consumista y ambiciosa, donde el modelo de felicidad nos dice que “más grande es mejor”, donde lo que se tiene nunca es suficiente, lo que nos hace entrar en un afán desmedido por acumular bienes, haciéndonos adictos al consumo e inevitablemente adictos al petróleo. Ya sea la gasolina que impulsa los carros que manejamos, los alimentos que cosechamos y hasta la ropa que nos ponemos, todo gira en torno al petróleo y sus derivados, por lo que este elemento está de manera omnipresente, haciendo que nuestro modo de vida sea insostenible, ya que dependemos de un recurso natural finito, sobre el cual estamos ejerciendo una presión que crece cada día de manera exponencial, lo que eventualmente desembocará en una crisis mundial.
Aunque todavía podemos depender del petróleo mientras existan las reservas, debemos tomar esto como un llamado de alerta para replantear la forma en que habitamos el mundo. Es posible llevar una buena vida que sea ambientalmente sostenible si logramos reducir la sed de petróleo a través del uso de fuentes y recursos renovables, ya que al acabar con un recurso natural para satisfacer nuestras necesidades actuales, estamos comprometiendo las posibilidades de desarrollo de las generaciones futuras.
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